(CHB Palestra) El hijo del trueno - J. C. Cervantes.pdf ...
—¡Rosie! —¡Zane! —me llamó mi madre. Salté de sombra en sombra para esquivar a los investigadores. Me dirigí hacia el otro lado de la montaña, por donde había desaparecido Rosie. Una vez allí, no había moros en la costa ni nadie que fisgoneara aún. De la cima de la Bestia salía una columna de humo, como si se hubiera despertado.